domingo, 16 de noviembre de 2008

CRONICA DE UNA DESAFILIACION ANUNCIADA


Estamos a menos de un mes para que nuestro país desaparezca oficialmente del mundo del fútbol, aunque “futbolísticamente hablando” el Perú ya no existe en el contexto internacional desde hace un par de décadas y apenas nos conocen en Sudamérica porque tenemos la obligación de jugar los torneos de la CONMEBOL.
Desde hace ya algunos años la palabra “Desafiliación” forma parte del diccionario futbolístico peruano, pero con diferentes significados según sea el caso. Para unos representa la muerte, mientras que para otros es sinónimo de “salvación”.
Con un fútbol peruano inexistente en el contexto mundial, la gran mayoría de los aficionados (84% según una
encuesta de Peru.com) ve en la desafiliación como el único camino para “sacar” a Burga de la Federación.
Aunque coincidimos en la idea que el actual mandamás de la FPF debe dar un paso al costado, no estoy de acuerdo con la forma, porque salirnos del entorno de la FIFA no será una solución ni mucho menos un remedio al enfermo, sino todo lo contrario, más complicaciones para una muerte segura de nuestro –ya- moribundo fútbol.
Cuando la gente habla de desafiliación, se suele creer que eso solo afectará a la selección (es muy común escuchar en las calles frases como ésta: “que nos desafilien, al fin y al cabo ya no vamos a ir al Mundial”), cuando es mucho –muchísimo- más que eso.
Con la desafiliación serán los clubes serios, aquellos que tienen a su plantilla al día, que invierten en divisiones menores, que tienen una visión empresarial, etc., los más afectados, porque a los demás, poco o nada les interesará (o afectará).
Fuera de las competencias FIFA, los principales clubes peruanos dejarán de participar en los torneos internacionales (Copa Libertadores y/o Copa Sudamericana) y por ende su presupuesto se reduciría al mínimo, al dejar de percibir los ciento de miles de dólares de la televisión por la transmisión de sus partidos.
Sin presencia internacional, los clubes tampoco podrían mostrar a sus jugadores y menos transferir a alguno de ellos a instituciones de otros países, quedándose sin su mejor mecanismo para recaudar dinero.
Con la posible desafiliación, una de las mejores generaciones de futbolísticas de los últimos veinte años se quedarían sin jugar el Sudamericano Sub-20, que dicho sea de paso, tampoco se haría en nuestro país.
Y lo peor de todo, la única manera para que la FIFA nos vuelva a reconsiderar en el futuro sería con Burga y compañía de vuelta en la Videna, es decir, no ganaremos nada con ello.
También se habla y se discute de la jurisprudencia del máximo ente del fútbol mundial en nuestro país, se dice que la FIFA debe amoldarse a las leyes peruanos y no viceversa. Sin embargo, no se analiza que para formar parte de la Federación Internacional de Fútbol Asociado debemos someternos a sus reglas, y cada uno de los 207 países afiliados lo hacen. ¿Por qué Perú debería ser la excepción?
Personalmente considero –y eso ya lo dije meses atrás- que la decisión del Gobierno de no reconocer al nuevo directorio de la FPF (a pesar que el IPD avaló las elecciones) es una decisión populista, buscando satisfacer el clamor popular, pero sin un plan mínimo de trabajo en caso la FPF quede acéfala. ¿Qué haría el IPD? ¿Poner césped artificial a todas las canchas de fútbol del Perú en su idea de “masificar” el deporte?.
¿Acaso el IPD y/o el Gobierno podrán cubrir las millonarias pérdidas económicas que la desafiliación podría generar a los clubes del Perú? Definitivamente no.
De igual manera, lo mismo ocurre en la organización del Sudamericano Sub-20, donde el presidente del IPD ha señalado que no prestará los estadios a la FPF, y la CONMEBOL, ni corta ni perezosa, ya ha señalado que si hasta fin de mes Perú no le presta las garantías del caso, el torneo se jugará en otro país.
¿Acaso Woodman se ha puesto a pensar en todo el daño que un cambio de sede podría generar al sector turístico de las tres ciudades peruanas (Arequipa, Moquegua y Tacna) que estaban consideradas como sedes? ¿Qué culpa tienen ellos?
A mí, como a usted, nos gustaría ver a nuestro país en un Mundial, con “dirigentes” que hagan bien su trabajo, con divisiones menores competitivas, con una selección que nos haga sentir orgullosos, con clubes que compitan por títulos internacionales, pero no nos engañemos, eso no se logrará de la noche a la mañana, ni tampoco como arte de magia con la salida de Burga y menos fuera de la FIFA, todo eso es posible, pero con una compleja reestructuración del fútbol peruano en todos sus niveles.

KIKE GILES (PERU.COM)

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