La
agresión constante a los árbitros de
fútbol, se ha hecho una constante que no se tiene o quiere controlar. Y es que
los intereses de quienes dirigen las ligas, está antes que el respaldo a los
jueces. En cuantas oportunidades se ha visto que se sanciona enérgicamente a
los agresores, y la Provincial respalda la violencia con resoluciones
contrarias. Y esto se sabe, no es gratis. Entonces, ¿Quién protege a “los de
negro”? Es cierto que como seres humanos, estamos propensos a errores, pero eso
no es óbice para que algunos desadaptados utilicen la agresión a los árbitros,
como pretexto ante las derrotas de sus elencos, que muchas veces, mas es por el
mal trabajo de sus propios jugadores. Y hasta incluso por yerros dirigenciales
al contratar jugadores que son totalmente irresponsables. Hay que tener en
consideración que los árbitros que están en un campo de juego tienen familia, y
es detestable que en cada jornada desde que se inicia un compromiso estén
recibiendo las mentadas de madre, incluso por damas, y esto hace ver el nivel
cultural de estas iracundas personas.
Esto
no quita, que tampoco algunos árbitros son conscientes y llevan una preparación
adecuada, tanto física, como técnica. Hay jueces que lucen muy subidos de peso,
otros que se han retirado y han vuelto por la necesidad de unos soles y vayan a
ver como complican a sus compañeros en un partido. Hay de los otros, que toda
su vida de árbitros fue de pésimo nivel, pero que viven en una nube y no
escuchan recomendaciones. Entonces si se da un trabajo de mayor
responsabilidad, mejor será el nivel arbitral.
El
año pasado, inicialmente, estos señores, habían tomado la decisión de plantarse
ante tanta agresión y la pasividad de los dirigentes, pero cuando se daba el
“paro”, cuatro jueces se tiraron para atrás y dieron carta libre para que la
provincial los maneje como les da la gana. Se dijo en ese momento que estos
cuatro tuvieron miedo que nos los recomienden para la departamental. O sea una
traición, con el solo objetivo del beneficio personal. Han dicho ahora los
árbitros, que no dirigirán en las ligas donde han sido agredidos y no han
recibido ningún tipo de respaldo. ¿Se les podrá creer? Aquí también habría que
ver la labor que desarrolla la Copar, quienes dan la impresión de ser “títeres”
y no una Comisión Autónoma. Es por ello que en un jueves anterior, dos jueces
les reclamaron por qué no los programaban a pesar de estar recategorizados y que acudían a los entrenamientos. Obvio que no
hubo una respuesta convincente, ya que el anciano presidente, tenía el papelito
con los nombrados de la semana, claro algunos decían que eso se lo habían
hecho. Lo curioso fue que a la semana siguiente, los reclamantes ya estaban
programados. Está claro que estas situaciones también ayudan al caos.
Es
cierto, por estas épocas vivimos en un estado de reclamos ante todo, pero eso
no implica volver al salvajismo cavernícola para pedir justicia. Pero es bueno
prepararnos y preparar a las nuevas generaciones con otro concepto de vida. Hay
que ver el fútbol como una competencia deportiva, pero con la mística de
amistad, confraternidad. Salvo mejor parecer.