lunes, 27 de diciembre de 2010

CAMBIO DE MENTALIDAD

Hace unos días atrás, en los programas deportivos capitalinos pusieron en tela de juicio la producción de las divisiones menores de los clubes profesionales. Señalaban los entendidos que pocos son los jugadores de las canteras de los clubes que tenían oportunidad de jugar en primera profesional. Y eso es cierto, pero también es cierto que los clubes profesionales si producen jugadores en sus categorías menores. El problema aparece porque los técnicos de turnos en su gran mayoría no arriesgan con darle oportunidades a estos jóvenes, los mismos que, aburridos de esta falta de confianza optan por ir a jugar a clubes de provincia buscando una continuidad que no tendrían en sus clubes de origen y en ese trayecto van desapareciendo de la elite futbolística y simplemente por lo escrito líneas arriba, por falta de oportunidades.
Una realidad cercana la pudimos ver hace poco en la participación del Juventud Barranco de Huacho, equipo que afrontó parte de su campaña con jugadores de la zona, los mismos que, quizás, más por entrega que por sapiencia futbolística, ascendían a las etapas superiores buscando consagrarse como años atrás lo hiciera el Juventud La Palma.
Pero seamos realistas, aquellos que mínimamente algo sabemos de fútbol, nos podemos dar cuenta de que el Juventud Barranco pasaba estas etapas porque siempre la suerte estuvo de su lado. Y a pesar que soy de los que no cree en la suerte dentro del fútbol, debo calificar así al trabajo desarrollado por Daniel Ruiz, porque de otra manera no me explico como un equipo que no tenía un patrón de juego establecido, ni una mínima idea futbolística que plasmar en el rectángulo de juego, pueda haber llegado a las instancias a las que llegó.
Escasos fueron los momentos de fútbol que produjo este equipo y todos esos momentos tuvieron a Pepe Yances como protagonista. Para Ruiz, Yances fue su salvador, fue el paramonguino quien lo pudo mantener en el cargo hasta que la suerte le duró. Y es que cuando el técnico en mención se da cuenta de que el trabajo desarrollado no iba a ser suficiente para afrontar etapas superiores, recurrió a lo que recurren todos los técnicos cómodos, reforzarse con peloteros de dilatada carrera, esperando que sean estos quienes en turno le tapen la carencia de preparación a la que sometió al Barranco.
Entonces separó a aquellos que lucharon y se entregaron por completo en las campañas distrital y provincial. Según él por falta de experiencia. Por eso le pregunto Señor Ruiz, ¿Y cuando van a adquirir experiencia estos jóvenes si llegan técnicos como usted, que los dejan de lado para traer a su "argolla"?. ¿Porque tienen miedo a apostar por los jóvenes? ¿Será acaso que este tipo de técnicos son incapaces de educar futbolísticamente a los jóvenes.
Este caso del Barranco hace recordar lo sucedido hace dos años atrás con el Unión Supe. Fue la misma situación. Aquellos jugadores que se entregaron por completo en los entrenamientos y en los partidos, fueron dejados de lado cuando llegó un técnico foráneo y trajo su argolla, entre los cuales estaban algunos de los que ahora les toco ser el otro lado de la moneda. Ahora ellos, en el Barranco, fueron dejados de lado. Sufrieron en carne propia lo que años atrás padecieron en el Unión Supe, los jugadores de la zona. Y recuerdo que en ese tiempo este club supano fue comparado con la Municipalidad de Supe; y es que en su equipo habían puros huachanos y el único supano era el “Perro” Trevejo, así también en la Municipalidad el único supano era el indignamente recordado alcalde y si cabe en la susceptibilidad de los supanos de corazón, la plata se la llevaron ambos grupos de huachanos.
Retomando la idea, esto se convierte en una cadena. Cuando los clubes van pasando las etapas de Copa Perú van dejando de lado a aquellos que ganaron la etapa anterior y traen a quienes ellos creen, ganarán la siguiente etapa y cuando llegan a la profesional, los botan y traen a otros jugadores quienes en muchos casos son jóvenes de la reserva de algún club profesional capitalino. Nos podemos dar cuenta entonces de lo anecdótico y contradictorio que es nuestro fútbol a nivel nacional. Dejan a los jóvenes de su zona por falta de experiencia y para instancias mucho más exigentes como la profesional recurren a jóvenes y botan a los "viejos".
Aquí en nuestra provincia son escasos los clubes que apuestan a trabajar con jóvenes. Son escasos aquellos clubes que confían en la capacidad y en la voluntad de estos, quienes llenos de ilusiones viven con mayor predisposición de aprender y por ende de entregarse por completo en los entrenamientos y más aún en los partidos.
Pero para que estos muchachos sobresalgan hacen falta técnicos capaces, entregados a su labor de formadores, técnicos que tengan el valor suficiente como para apostar por un trabajo a largo plazo. Y confío en que este trabajo a largo plazo se acorta porque los resultados aparecen pronto cuando hay técnicos capaces y jugadores con disposición de salir adelante.
Aquí aparece una propuesta que sé, traerá muchísima cola. Les propongo señores técnicos de la provincia descartar de sus equipos a aquellos jugadores que no tengan intensión alguna de superarse, desechen a los haraganes, a los que fingen lesiones en los entrenamientos de los martes para no trabajar a conciencia, a los que les gusta armar grupos para tirarse abajo el trabajo de ustedes cuando no les caen bien o los hacen trabajar como a ellos no les gusta...y hagan público sus nombres.
A los jugadores, les propongo que en contraparte y sin afán revanchista descarten trabajar con técnicos que solo les indique correr dos vueltas y jugar pelota, eso es incapacidad, no trabajen con técnicos que llegan oliendo a licor a los entrenos y a los partidos, son muy mal ejemplo; desechen la idea de trabajar con técnicos que agachan la cabeza ante la intromisión de los dirigentes en la conformación de las alineaciones, aquellos no tienen dignidad ni personalidad...y hagan publico sus nombres.
A los dirigentes, dejen de contratar por contratar, no le ofrezcan la oportunidad de mostrarse a jugadores que poco o nada aportarán al desarrollo de sus clubes, mucho menos a técnicos que sin ninguna experiencia y menos capacidad, pretenden obtener un milagro en sus vidas haciéndose famosos a costas del esfuerzo de los jugadores y ustedes señores dirigentes, créanme, también existen cursos para capacitarse como tales. No improvisen. Sus clubes no lo merecen. Propongan trabajos a largo plazo, si es bien planificado, en la fecha indicada se verán los logros.
Por lo menos así lo veo yo...
YAMASAKI

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