Y los días no son suficientes
y las noches no son suficiente
y la vida se desliza
cual ratón de campo
sin remecer la hierba.
Y es un
domingo de juegos, de intenso fútbol, de disputa de emociones rivales; surgen
trazos de tristeza, aparece un carga montón de amarguras, se juega el campeonato
local, con los descalabros de juntas directivas que sucumben a su agónica
inversión económica y ser soportes de sus equipos. La liga de futbol no
monitorea sus resultados competitivos, nos está faltando mejor diseño de
los equipos, capacitación técnica y promoción formativa del fútbol local.
Se reitera los fracasos y las limitaciones, y las caídas estrepitosas
interrumpen el optimismo posible del fútbol en la provincia de barranca.
Jugadores
referentes tienen que salir; estructura organizacional de buen equipo,
constituyen un reto y también un desafío. No es sencillo tenerlos, el manejo
financiero deportivo es casi un imposible; desde estas realidades se juega, se vibra,
se entusiasma uno desde la soberanía de nuestro fútbol local. Estar en
las gradas y contagiarse de los percances humanos de los hinchas es
colosal, (estuve en la presentación del libro sobre la U campeón 2013, y luego
con el desplome inmediato 2014 de la garra crema), y es que se contornea
la crisis de inmediato, y está junto y a la espera de las derrotas como ave carroñera,
carecemos de sostenibilidad victoriosa y de manejo financiero adecuado,
aparentemente son nuestras sinrazones históricas en el fútbol. Se tendrán
que cambiar, sin Burga, sin ligas deportivas obsoletas y corruptas, sin ningún
tipo de jugador bataclanero, indisciplinado y sin autoestima. El árbitro rompe
la reflexión, el silbato irónicamente anuncia el silencio, y todos
salimos en silencio, desde el estadio y en un extenso silencio de todos.
MARIO ALVA
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