miércoles, 6 de agosto de 2008

CRONICA PARA UN DEPORTISTA QUE ESCAPA AL TIEMPO: EL "NEGRO" HERNAN DAVILA




Por: Percy W. Carrión Rea “P&R -Perú raíces - Centro de Investigación Social”

Confieso que cuando “Lucho” Chamochumbe-preocupado y empeñoso Presidente de la Liga Provincial de Básquet- me pidió una nota sobre Hernán, se me hizo un mundo de ideas para percibir como comenzarla, es decir se tenía que apelar al subconsciente del escribidor y comprender que no se puede alcanzar dimensión alguna si a uno no lo gana esa fiebre tan vieja de los contadores de historias, que ignoran cuáles son las más bellas y necesarias: si aquellas que vivieron y ahora evocan (sintiendo en cada palabra cómo surge el océano de los tiempos idos); o bien aquellas que inventan para entregarse aún más cuando están gozando y a punta de tejidos vueltos a tejer, por tan sólo un matiz más, caer de nuevo en lo soñado y en lo vivido. En este caso es preferible contar aquella evocada de los tiempos idos.
Y es que la fiebre de contar esconde una satisfacción profunda y la necesidad de escribir se transforma en deseo de vivir considerando que al público se le conquista y a los amigos se les merece; Hernán sin haber sido escribidor aún menos escritor conquisto públicos y mereció y merece amigos aunque algunos de ellos quizás no lo merezcan a él.
Ahora bien, parafraseando a Alfredo Bryce Echenique éste manifiesta que “es preciso escribir como si uno fuera amado, como si uno fuera comprendido, y como si uno estuviera muerto”. Ese es el quid de esta nota para estamparla bajo la losa del viejo Tenis de la Grau allá por mediados de los ’70 pasados en donde un todavía puber Hernán palomillaba bajo el tablero junto con la collera del barrio: ‘La gringa’ Toto Carasas, ‘La bruja’ Jacinto Romero, Lucho e Iván Jáuregui, León y Cucho Brocq, Willy ‘Bomba’ Gómez Abriles, ‘Chantón’ Arturo Castillo, ‘Chaqueta’ Armando Olivares Cardot, ‘Rauli’ Carreño y ‘Checlé’ Ricardo Nuñez Palma, todo el equipo del Olaya bajo la atenta mirada de su delegado ‘Chapeta’ Luis Vesga Fernández. ¡Ah!...en la tribuna la chiquillada esperando el momento para ingresar a entrenar: Chamo, Memo, Jorge Carreño, Beto Vera, ‘Chacalito’ Alvaro, entre otros. Era el Olaya entrenado para participar en dos campeonatos a la vez: en Barranca y en Paramonga, es decir trabajar duro para la esperada definición con el CABAB y con el Divino Corazón de Rogelio Roncal, respectivamente.
Hernán era el ‘7’ clásico: alero por derecha con engarces en la cabeza de bomba para lanzar o entrar por la izquierda contando con el armado de ‘la gringa’ Carazas o la media distancia con búsqueda del rebote de ‘La bruja’ Jacinto. Era una delantera veloz, con reflejos y con la picardía que el fulbito de calle y pampón le había dado. Hernán era el tipo habilidoso y de sonrisa eterna, fintero y de arranque inmediato, rebotero, armador de jugadas rompedoras de zonas, diestro para la marca personal y lanzador de media distancia; tenía buenos complementos en la ‘Gringa’ Carazas y en la ‘Bruja’ Jacinto, además que la sólida defensa olayista le imponía un fast break para un campeonato local donde el Atletico Peñarol, Urbanización Jardín, Sport Barranca, Servimar de Supe Puerto, Flecha de Supe eran equipos preparados para la competencia inclusive traián jugadores de Lima y Huacho para el torneo local…así como no iban a reventar las tribunas del Tenis plenas de bulliciosas barras ´jardineras´,´buitres´ y sobretodo las de los ´misios´ olayistas. Fue una época digna de añorar. Y es que ese Olaya fue un equipo no común para el baloncesto: chatos o medianos de estatura, futboleros, irreverentes e iconoclastas, alegres pero siempre amigos unidos dentro y fuera de la cancha; fue un equipo que a mi entender dio un nivel distinto al básquet del norte chico e inclusive rememoró glorias pasadas siempre personificadas en ‘Toto’ Best Ramos y en ‘Paco’ García Abriles de aquel equipo de ‘La alameda’ allá por los ’40 del pasado siglo en sus clásicos encuentros con el ´Flecha´ supano de Alberto Leey Caldas. Si, Hernán y su grupo eran para un básquet distinto lo que motivo tribunas llenas acá, en Paramonga como en Huacho, en los entrenamientos y partidos con Alianza Lima en el Coliseo Cerrado del Puente del Ejército. Su carta de presentación siempre fue su estado físico, velocidad, doble ritmo y dominio de la suspensión en el rebote o lanzamiento.
Hoy Hernán esta lejos de Barranca, en la latitud cuasi caribeña de Miami; compromisos de trabajo, salud y familia le impiden la regularidad de reencontrarse con la palomillada del Olaya en la vieja Grau y en el remozado Tenis. No importa, total hoy Chamo y su dirigencia han tenido a bien rememorarlo con un campeonato sui generis: darle su nombre a este esperado resurgimiento del baloncesto local ante la inoperancia de las autoridades deportivas, políticas y politiqueras de turno. No importa, Hernán sabe que no es la primera vez que el básquet se encuentra en manos e ilusiones de unos pocos pero que siempre han sido más que muchos, de dirigentes que saben en lo que están y que saben también que es lo que quieren para con el básquet. Ese compromiso adoptado encuentra en las tribunas el calor y reconocimiento de lo que Hernán y su grupo quisieron e hicieron en su tiempo, hoy los actores son otros pero el sentimiento es el mismo y eso lo sabemos los amantes del básquet y lo trasunto como entrenador y parte de la historia de ese grauistico Olaya en esta crónica para un deportista que escapa al tiempo: el ‘negro’ Hernán Dávila.

1 comentario:

Carlos Alejandro dijo...

Mi nombre es Carlos Arenas, aunque soy puertosupano estudie en el glorioso Guilermo Bilinghurst alla por los 70's y allí tuve la suerte de conocer al "negro" Hernan y a muchos de los que nombras en tu crónica. Deportivamente jugue dos temporadas en el Sport Barranca junto a Hernan Dávila, Toto Carasas, "Lechón" Angeles, los hermanos Sipan, Ivan Jauregui, entre otros. De más esta decir que comparti momentos inolvidables con esa linda gente de la calle Grau. El año 77 campeonamos ascendiendo a primera. Recuerdo que nuestro entrenador era el profesor Paulino, el mismo que entrenaba al Municipal que por esa época daba la hora jugando en la Copa Perú. Al leer tu crónica me han venido a la memoria los mejores recuerdos de aquella época. Un saludo y un abrazo a toda esa gente linda de Barranca.
Carlos Arenas R.